jueves, 29 de agosto de 2013

TORMENTA EN UN VASO DE AGUA
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!. Miguel de Cervantes


Hablábamos no ha mucho de la humildad, hermosa virtud y fiel compañera de los siete pilares de la sabiduría, que como todo el mundo sabe, también es un famoso libro de T.E. Lawrence; Lawrence de Arabia para los aficionados al cine. En homenaje a esta película se colocó una estatua de bronce en una plazoleta del centro de Carboneras hace escasas fechas. La obra es de Carmen Mudarra, reconocida escultora almeriense, y ha sido sufragada por la empresa BFS, que construye una planta de micro-algas en el municipio, destinada a elaborar lo que llaman “petróleo verde”.
Este simple acto cultural ha provocado picores y rasquiñas a la prolija prole de la ex-concejala de presidencia, ex –condenada, ex –indultada y todavía hermana y compañera de fatigas judiciales del ex –alcalde, pluricondenado y dizque multifacético artista  Fernández Fernández. Los cachorros del clan se han enervado por lo que consideran un atentado contra el monopolio escultural avasallador que ejerció el tío carnal en los casi treinta años que sojuzgó Carboneras. En época tan heterogénea, el caciquillo fue plantando sus bodrios informes por cualquier rincón de la población, para oprobio y vergüenza del vecindario, y, motivo de mofa y escarnio de los visitantes. El engreimiento, la tozudez  y la vanidad eran una eficaz coraza ostentando el poder.

Hablábamos de la humildad. El diccionario la define como “Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”, y la etimología la hace descender de “humus”: tierra, suelo. Por ello, podemos decir que ser humilde es saber donde están tus límites y tener los pies en el suelo. Como vemos día a día, es otra de las virtudes que cuesta reconocer hoy. Para el filósofo Gustavo Bueno es fruto de la época impulsiva, orgiástica y excesiva que nos ha tocado vivir. Dionisíaca, la llama el profesor, frente  a lo apolíneo, que representa la serenidad, la elegancia y el equilibrio.

Así que no sabemos cómo se conjuraron Poseidón, Helios y Céfiro para que en el florido mayo los trihalometanos (THMs, quédense con el palabro) del pantano de Cuevas sobrepasaran el límite legal permitido en un 15 % haciendo equipo con los sulfuros habituales de estas aguas,  que las imposibilitan desde antañazo para calificarlas como “aptas para el consumo humano”. El elefante burocrático siguió su lento curso entrando en junio con las calores, las minifaldas y los aires acondicionados. La Delegación de Salud mandó recordatorios a los ayuntamientos afectados, que con la pachorra y parsimonia habituales, fiaron el asunto a una próxima reunión.
Mientras, alguien bien informado, inició una campaña de “agit-prop” deslizando posibilidades y sospechas en la prensa provincial,  removiendo viejos lodos en el mejor momento: a las puertas del verano redentor. Como la idiocia es fiel compañera del poder, se prodigaron plenos municipales, debates entre besugos y trifulcas entre amebas. En el de Carboneras, sin ir más lejos, ante la semblanza sobre Galasa y el agua desarrollada por el concejal del ramo; turbia y cenagosa intervención como agua de pantano; respondió una pizpireta concejala de la oposición que a ella nadie le daba lecciones, que era licenciada en CC.AA., que tenía un máster  sobre aguas residuales (sic) y que no sabían los allí presentes la cantidad de diarreas a mascotas que había provocado el agua dizque contaminada a un ingente número de animales: perretes, gatetes e iguanas entre ellos.
Para esos dislates no necesitaba la egregia concejala tantos créditos académicos, le bastaba con el carnet del partido –tanto monta el suyo como el de su abuelo- y el encomio enardecido de sus conmilitones.

“Peritia et patientiam”.

Por supuesto hay que dejar claro que los THMs son compuestos volátiles consecuencia de la cloración de las aguas salvajes y que los niveles ligeramente anómalos detectados en la planta no presentaban ningún riesgo, y eran imperceptibles, por más que a más de uno le entraran picores, se le cayera el pelo y le salieran rochas cuando se enteró de su presencia.
Hay que aclarar también que lo que provoca problemas gastrointestinales en la fauna bípeda o cuadrúpeda son los sulfuros, eterno problema de las aguas de la comarca por los terrenos calcáreos y ricos en aljez, como bien conocían los primeros visitantes de la misma años ha. Aquellos ilustres turistas de mondongo refinado consideraban purificador para el espíritu irse de vareta, hasta que se dieron cuenta que era la dureza de estas aguas la que provocaba tal fenómeno, para algunos catártico.
Así que vamos a terminar que se nos ha ido la carga a popa. Ha pasado el verano y nada ha cambiado. Los plenos solo sirvieron para que la panda de representantes cobraran sus pertinentes dietas de las que habrán dado cumplida cuenta en algún local de moda ¡qué sacrificada es la política!. Y al tema transcendente y que importa nadie le ha tocado: ¿por qué Galasa es una ruina de empresa? ¿por qué sus gestores, en vez de ser cesados como sería normal, acumulan trienios y prebendas?
Tenemos un agua cara y de mala calidad, cosa propia del sureste. Lo que no es normal es tener una empresa con una deuda de 20 millones de euros y creciendo, a la que los mayores impagos se los endosan los ayuntamientos y que el común de los ciudadanos paguemos el agua por tres veces: en el recibo religiosamente, en los impuestos municipales con alevosía, y con cargo a los impuestos generales con abuso manifiesto,  pues de ahí salen las partidas que le endilga la Diputación tan grosera como generosamente.

 Lo que es impropio de seres racionales es perder la mitad del agua por cañerías rotas, mantener a una caterva ingente de prebostes y asesores al amparo del pantano, y tirar las aguas residuales mal tratadas y maltratadas a barrancos, rieras y ramblizos. Así que póngase orden en ese antro. Hágase limpieza a fondo. Inviértase en modernizar la red, háganse campañas para ahorrar agua y recíclese el líquido, apreciado, vital y escaso elemento.


   Gabriel Amat (en el centro con corbata), a su izquierda Juan Ignacio Moya Gerente de Galasa


Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría. Proverbios 11:2.  

Salud

Santos K.

No hay comentarios:

Publicar un comentario